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¡YO SOY JOVEN Y VOTARÉ EN LAS PRESIDENCIALES!

Día a día es frecuente escuchar comentarios como "ni ahí con la política", "ningún candidato me representa", "los políticos son todos corruptos", "la Concertación (o la Alianza) esto y lo otro..", etc.. Pero, ¿Por qué los jóvenes no participan en la política? ¿De quién es la culpa de la baja participación electoral?

La respuesta es muy simple: tanto de los políticos como de nosotros mismos. La clase política siempre promete, y puede cumplir y sobrepasar las expectativas o abiertamente ir al Congreso a chupar la sangre de todos los chilenos. Los políticos nos han fallado a todos, en una u otra cosa, con promesas como un país más democrátco,mayores oportunidades para todos, luchar por erradicar la pobreza, fomentar esto y lo otro, y qué se yo. Hace un poco más de 20 años, cuando muchos de nosotros (los jóvenes despreocupados y sin vocación de servicio) aún ni siquiera nacíamos, un Chile destruido y dividido por la dictadura abría sus brazos para regresar a la democracia. De ahí en adelante tuvimos una seguidilla de gobiernos y Congresos que se caracterizan por constantemente hacer oídos sordos a la gente, a quienes ellos les deben sus puestos, a quienes ellos los eligieron para representarlos. Esto se puede demostrar de manera muy simple preguntándose ¿Qué grandes avances hemos tenido como país desde 1990? ¿Somos dignos como país de entrar al Bicentenario con una sonrisa, si de lo único que vivimos es de críticas, farándula sin contenido y fallándonos mutuamente?

Pero, ¿Qué hemos hecho cada uno de nosotros, los jóvenes, por nuestro país?

Chile es un país que NECESITA una reforma total, pero ¿Quiénes la van a gestar? Claramente no la gestarán quienes día a día se llenan los bolsillos engañando al país, ni tampoco serán quienes alimentados por su codicia han olvidado que también son parte de nuestra humanidad, ni menos serán un aporte a la democracia quienes fueron partícipes de la destrucción de la misma. ¿Por qué no lo haces tú?

Piensen en que todos quienes están luchando día a día por hacer de nuestro mundo un lugar mejor fueron jóvenes. Si Bono se hubiera rendido a tocar música en beneficencias cuando su madre murió de un aneurisma cuando tenía 14, ¿Sería ahora quien con su música consiguió que la deuda de 23 países fuese perdonada? ¿Sería Barack Obama el Primer Presidente afroamericano de Estados Unidos si no hubiese abandonado el uso de drogas y alcohol durante su juventud? Y si Agnes Bojaxhiu no hubiese dejado a su familia a los 18 años por dedicar su vida a Cristo, ¿Sería hoy recordada por su vocación social como una de las personas más trascendentales de la historia, la Madre Teresa de Calcuta?

Ejemplos hay miles, jóvenes que han roto todo tipo de esquemas, como la homofobia que enfrentó la actual Primer Ministro de Islandia por ser lesbiana o Gandhi contra el esquema colonial y represivo en India. Contra todo pronóstico, personas a lo largo de la historia de nuestro país y del mundo han decidido "agarrar al toro por las bolas" y luchar por una ciudad, un país, o incluso ¡Un mundo mejor!

Votar es el acto por el cual elegimos a quienes nos gobiernan. Eventualmente, quizás por ahí, un día sea alguno de nosotros quien reciba las votaciones. El no votar es un acto cobarde, por no atreverse a hacer nada por cambiar lo que no les parece. No votar también es un acto de pereza, porque se quedan esperando que venga alguien y les solucione la vida completa, sólo para después criticar a quien sea que haya intentado hacer algo por este país. Pero por sobre todo, no votar es un acto egoísta. No sólo no te importa quien gobierne ni quién incida en tu vida, sino que tampoco te importa quien está a tu lado, y mucho menos tu país como un todo.

Independiente de por quién lo hagas, dónde lo hagas, o bajo qué condiciones, votar es lo que nos hace partícipes de la sociedad en que vivimos. Si votas, eres vital para la sociedad y su progreso colectivo. Si no votas, eres simplemente un peso muerto. ¡VOTA o MUERE!