Fernando Arturo Subercaseaux, 19 años. Estudiante de Derecho UDP.

Abortemos la ignorancia, no el debate!

abril 16, 2009 , Posted by Fernando Arturo Subercaseaux at 12:45 a. m.

Hace unos días leí un texto escrito por el diputado Alberto Cardemil, a quien considero una gran persona, que bajo el título "El aborto no necesita apellido", abstrayendo al plano valórico los métodos abortivos de la medicina, versaba así:

A veces nos confunden, en los debates valóricos, el uso de términos vagos, que pueden significar y justificar cualquier cosa, como es el caso de “aborto terapéutico”, lo que querría indicar que a través de la muerte de un ser humano en estado fetal, en el vientre de su madre, se podría sanar a otro ser humano adulto, que sería la propia madre embarazada.

Yo no acepto que lo anterior pueda legitimarse por ley en ningún caso. No sería lícito matar a la guagua para salvar a la madre, lo mismo que sería ilegal o inmoral matar a la madre para salvar a la criatura que esta por nacer. Por supuesto que hay casos límite, que son muy complicados para la ciencia médica. Muchas veces deberán decidir un tratamiento o una operación que va a acarrear la muerte del niño o de la madre para salvar, respectivamente a la madre o al niño. Pero eso no es aborto. Lo que se busca es salvar idealmente ambas vidas, o al menos una vida de dos que están en peligro. Eso es perfectamente lícito, no puede ni debe regularse por ley porque son casos específicos y no generales, y los doctores son los únicos que pueden y deben resolver.

¿Una persona o un feto?Más allá del juicio valórico que se tenga individualmente con respecto a los procedimientos abortivos, resulta por lo bajo preocupante que se pretenda dictaminar a dedo qué es aborto y lo que no es, pasando por alto lo que la ciencia ha definido. Pero el diputado no es el único que cae en el grave error conceptual de manosear la acepción de aborto, tal como lo hicieron José Antonio Kast y Felipe Ward hace algunas semanas diciendo "aunque para algunos el aborto es un derecho, para nosotros siempre será un delito" y las ya clichés frases "pro-vida" como "el aborto es un asesinato", "el aborto es contrario al derecho a la vida", etc.. Es sumamente legítimo y necesario que cada persona tenga su concepción moral sobre el tema, pero de ahí a hacer pasar creencias religiosas como ciencia, al relativizar procesos abortivos definiéndolos como "directo" o "indirecto", e intentar imponerlas es contrario a la libertad de conciencia del resto de la sociedad y de pasada una arremetida insensata contra la razón y los avances de la ciencia.

El aborto no es una realidad genérica, por lo que es sumamente erróneo hablar de "el aborto" planteándolo como que toda forma de aborto es igual al resto, sin medir las condiciones en las que se produce. En medicina, por aborto se entiende "la salida prematura de los productos de la concepción (feto, membranas fetales y placenta) del útero", es decir, la interrupción de un embarazo, sin consideración de si ésta es natural o procurada. Cuando Cardemil afirma que "muchas veces deberán decidir un tratamiento o una operación que va a acarrear la muerte del niño o de la madre para salvar, respectivamente, a la madre o al niño... pero eso no es aborto" cae en el grave error de tratar como ciencia la creencia de que el aborto es directo o indirecto, concepciones creadas por la Iglesia Católica en la encíclia Humanae Vitae. Efectivamente, salvar la vida de la madre o del hijo para salvar al otro es aborto, puesto que pone término al embarazo. Y también son aborto todas las formas que la Iglesia concibe como "aborto indirecto", las cuales aprueba diferenciándolas de "aborto directo". La medicina que es producto de estudios científicos en esto difiere notoriamente de la medicina que es inventada por iglesias, partiendo por el que los sacerdotes, obispos y pastores no son hombres de ciencia. Y en un estado secular como lo es Chile, resulta insensato disfrazar de ciencia creencias religiosas que se basan en una definición de vida que, de igual modo, tampoco tiene ciencia que la respalde.

Es por estas erróneas concepciones, la situación de Chile es particularmente grave: nuestro país es considerado uno de los que tienen las leyes de aborto más restrictivas del mundo, puesto que está prohibido bajo toda circunstancia (Artículos 342 a 345 del Código Penal). Tan restrictiva es que las Naciones Unidas han manifestado preocupación dos ocasiones por esto, en 2004 solicitando que se legalizare en caso de violación o incesto y en 2007 solicitando la despenalización del aborto en caso de riesgo vital de la madre. Aún así, lejos de las concepciones religiosas de nuestro Código (que en el verso se parecen más al Catequismo de la Iglesia Católica que a una norma jurídica), en la medicina el aborto se clasifica en tres grandes categorías, englobando las circunstancias y/o condiciones de aplicación de cada caso particular: espontáneo, terapéutico y electivo.

Un aborto espontáneoEl aborto espontáneo es aquel en el cual la interrupción del embarazo es producto de un trauma accidental o causas naturales. Si éste se produce antes de la 22º semana de gestación, se le denomina pérdida, y es después de las 22 semanas o durante el parto se considera un mortinato. Si se produce la interrupción antes de la 37º semana de gestación pero ésta resulta en un infante nacido vivo, se denomina nacimiento prematuro. Cuando se produce por trauma accidental o pérdida inducida se denomina feticidio, y es penalizado en nuestro país. Cuando alguien afirma tajantemente que el aborto es un asesinato, en la práctica también está extendiendo la calidad de "asesina" a aquella mujer que sufriera de pérdida, mortinatalidad o feticidio, por el simple hecho de constituir un aborto. Eso resultaría en un desastre carcelario al sancionar a las "asesinas": estudios han concluído que el 61.9% de los embarazos terminan en pérdida antes de la 12º semana (aún cuando el 91.7% de éstas fueran subclínicas; es decir, sin el conocimiento de la que en un momento estuvo embarazada).

El
aborto terapéutico, en tanto, es aquel procedimiento médico con el cual se interrumpe el embarazo a fin de procurar la salud o vida de la madre. Por lo general, un aborto es denominado terapéutico cuando se realiza para:

  • Salvar la vida de la madre, es decir, cuando es el embarazo mismo, y no el feto, el que constituye un riesgo vital como en casos de embarazo ectópico (cuando el cigoto se implanta en las trompas de falopio, por lo que de no ser efectuado puede destruirlas y provocar una hemorragia interna), eclampsia (una complicación vascular aguda y de riesgo vital caracterizada por convulsiones tónico-clónicas y coma, y unas principales causas de mortalidad maternal), cáncer cérvico-uterino (en cuyo caso para no ejecutar un aborto se deberían suspender todos los tratamientos médicos, en especial la quimioterapia), infección ovular (condición en la cual la madre cae en fiebre alta, estado de shock séptico y gravidez uterina, donde la intervención se hace inminente para salvar la vida de la madre y desinfectarla, y el feto ya está muerto o morirá a la brevedad), y el fulminante coriocarcinoma entre otros.

Un embarazo que te puede matarEn Chile, el aborto terapéutico bajo riesgo vital es ilegal por ser un procedimiento procurado, pero se aplica ampliamente respaldándose en la poca ciencia del Artículo 119 del Código Sanitario (¿Cómo distinguir a ciencia cierta si dicho procedicimiento constituye un medio o un fin?). A nuestro país se le suman 5 países más que prohíben el aborto en toda circunstancia: Malta, Níger, El Salvador, Nicaragua y Ciudad del Vaticano, a los cuales deben agregarse aquellos países que sólo permiten el aborto bajo riesgo vital, y éste lo restringen fuertemente, que son Angola, São Tomé y Príncipe, Antigua y Barbuda (sólo durante el primer trimestre), Malawi, Siria, Islas Marshall, Islas Salomón y Laos, requiriendo éste último la aprobación expresa del mismo Ministro de Salud. Impresionante cómo los países africanos e islámicos, donde las mujeres son sujeto de los peores tratos concebibles y draconianos castigos (mutilación genital, comercio sexual, esclavitud, pena de muerte por apedreamiento, etc..), ninguno prohíbe el aborto terapéutico en caso de riesgo vital, pero Chile sí.

  • Proteger la salud física o mental de la madre. En este caso, el embarazo en sí no constituye un riesgo vital para la madre, sino la omisión o negación de tratamiento a ciertas complicaciones puede terminar poniendo en riesgo la salud de la madre, como en casos de cáncer mamario, pulmonar y estomacal, embarazo ectópico perinatal, epilepsia, leucemia, demencia, anorexia nervosa, síndrome de HELLP, síndrome de Ballantyne, incompatibilidad genética materno-fetal, paraplejía, cuadraplejía, entre otros.


Junto con los 17 países anteriormente mencionados, este tipo de aborto es penalizado en gran parte del África subsahariana, Bhután, Brunei, Birmania, Sri Lanka, Indonesia, los países-archipiélago de Polinesia y países donde la separación entre la religión y el Gobierno no existe o, si existe, en la práctica es "de cartón" (los países católicos de Filipinas, Andorra, Irlanda, Malta, Mónaco, San Marino, Brasil, República Dominicana, Guatemala, Venezuela, Paraguay y los islámicos Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Libia, Mauritania, Afghanistán, Irak, Omán y Yemen).

  • Terminar un embarazo cuyo producto, por malformaciones congénitas, será incompatible con la vida (nacerá para morir) o con una elevada tasa de morbidad (probabilidad de mortalidad post-parto). Ésto se produce en casos excepcionales, como la acefalia, hidrocefalia severa, anencefalia, holoprosencefalia, los síndromes de las trisomías 13 y 18, sirenomelia, síndromes de múltiples defectos, hernia diafragmática, agénesis renal, entre otros.


Los países que lo prohíben tajantemente, junto con todos los anteriores, son Camerún, Gambia, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Marruecos, Mozambique, Nigeria, Ruanda, Sierra Leonia, Tanzania, Uganda, Corea del Sur, Pakistán, Tailandia, las islas caribeñas de Grenada, Santa Lucía, Saint Kitts y Nevis, Trinidad y Tobago, y más países profundamente católicos como Liechtenstein, Irlanda del Norte, Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú. En estos países, como en el nuestro, las mujeres deben esperar hasta que el parto llegue de forma natural, aún cuando el producto del embarazo sea un bebé muerto o que morirá en pocos instantes ante sus ojos.
  • Reducir selectivamente el número de fetos para bajar el riesgo causado por embarazos múltiples hasta un nivel aceptable. Mucho menos frecuente, se practica para evitar serios problemas cardíacos, óseos, respiratorios, musculares o lesiones medulares.

Luego, el aborto ético (o por compromiso moral) es aquel que se practica no por razones médicas, sino porque la integridad moral de la madre se ve en riesgo. Principalmente, el aborto ético se aplica en caso de relaciones sexuales ilícitas (abuso sexual, pedofilia, incesto o estupro) o bajo factores de riesgo socioeconómico. La legislación a nivel mundial varía mucho con respecto al aborto ético, pues el aborto por relaciones sexuales ilícitas es ilegal en gran parte de África, los países islámicos y América Latina (excepto Bolivia (país constitucionalmente católico, apostólico y romano), Colombia, México y Puerto Rico). Y finalmente, el aborto electivo es aquel que se procura sin mediar razones médicas o éticas en cuanto al embarazo, sino por el simple deseo de no quererlo. Este último es legal en toda Europa (excepto España, Finlandia y Polonia), Camboya, Corea del Norte, Vietnam, Puerto Rico, Estados Unidos y China.

Con esto no busco hacer un juicio moral o valórico sobre el caso, sino dejar en claro que efectivamente es necesario que el aborto sea tratado con sus "apellidos" correspondientes, pues son en éstos quienes definen la diferencia entre tildar de asesina a una mujer que sufre una pérdida (aborto espontáneo natural) o a aquella que recurre a un aborto por tener relaciones sexuales sin usar anticonceptivos. Y también hacer un llamado a no abortar el debate, pero sí abortar la ignorancia sobre el mismo.

Pro-Vida o Pro-Elección: Yo soy PRO-CIENCIADebatamos por la salud pública, por los casi 200.000 abortos que se realizan en Chile al año, por ser éste la tercera causa de mortalidad maternal en nuestro país y porque nadie se atreve a asumir que en Chile dos de cada cinco embarazos terminan en abortos. También debatamos por la igualdad de acceso a la salud, porque las clínicas privadas pueden practicar (y sí que lo hacen) abortos quirúrgicos en base a la confidencialidad doctor-paciente a precios inaccesibles para gente de escasos recursos (entre 60 y 120 mil pesos). Así mismo, debatamos por nuestra economía, contra el mercado negro de abortifacientes y los elevados precios en los cuales éstos se comercializan.

De igual modo, debatamos por la libertad de conciencia y la separación de la Iglesia y el Estado, para que el grupo de "Parlamentarios por la Vida" legisle representando al pueblo que los eligió y no como títeres "longa manus" de los designios poco científicos de la Iglesia, la misma que se opone a la libertad sexual de las mujeres y los homosexuales pero que no dice nada ni permite que sancionen a sus sacerdotes involucrados en
casos de pedofilia. Y desenmascaremos el doble discurso de quienes hoy integran éste grupo "pro-vida", pero que hace poco más de 8 años (3 de Abril de 2001) votaron NO a derogar la pena de muerte: Pedro Álvarez-Salamanca (Q.E.P.D.), Alberto Cardemil, Sergio Correa, Pablo Galilea, René Manuel García, Juan Masferrer, Patricio Melero, Darío Paya, Carlos Recondo, Jorge Ulloa y Alfonso Vargas.

Finalmente, debatamos por la verdadera vida, no aquella que "comienza" en el momento de la fecundación (nombre real de la "concepción", pues en la ciencia concepción es sinónima de implantación), cuando en la práctica un cigoto biológicamente es igual que una célula de la piel o de los órganos. Pero por sobre todo, debatamos por la dignidad y respeto de la salud y la vida de las mujeres, para ver si éstos diputados (entre ellos también mujeres: Marcela Cubillos, María Angélica Cristi, Alejandra Sepúlveda, Carolina Goic, Amelia Herrera, Claudia Nogueira y Marisol Turres) algún remoto día entenderán que las mujeres no son "máquinas pone huevos", sino personas REALES, con sentimientos reales, sufrimientos reales, padecimientos reales, dolores reales, y, por culpa de la legislación que ellos defiende,
muertes reales.

Y recordar que, como la historia lo ha demostrado con persecuciones, juicios viciados, ejecuciones y ríos de sangre,
GOBIERNO + RELIGIÓN = DESASTRE. Especialmente si la Iglesia y parlamentarios que cuelgan de ella se adjudican el nombre de Dios para emitir juicios morales, aún sin considerar que Jesús no emitió crítica o condena alguna contra el aborto o la homosexualidad, aún siendo éstas prácticas permitidas y muy comunes en el Imperio Romano de su época.

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