Fernando Arturo Subercaseaux, 19 años. Estudiante de Derecho UDP.

Ojo por Ojo, Muerte por Muerte

agosto 06, 2009 , Posted by Fernando Arturo Subercaseaux at 12:27 a. m.

Sin lugar a dudas, el desgarrador crímen de Francisca Silva, la niña de sólo 5 años abusada sexualmente y cruelmente asesinada por un vecino en Valparaíso, ha conmovido a todos y cada uno de nosotros por la indescriptible bestialidad con la que Juan Saavedra le quitó la vida. Todos queremos que ante una tragedia así, la justicia aplique el máximo rigor de la ley, con un castigo ejemplar. Pero... ¿Cuál?


Cinco parlamentarios de la UDI tomaron sólo 3 días de conocida la triste tragedia de Francisca para dar a conocer su tajante solución: pena de muerte para quienes violen a menores de 14 años y produzcan su muerte. Sin embargo, la pena de muerte fue derogada de la justicia penal ordinaria en 2001, ratificando así Chile su compromiso con los derechos humanos plasmado en el Pacto de San José de Costa Rica. "¿Qué hacemos para satisfacer el clamor popular por venganza?", se habrán preguntado algunos parlamentarios. ¡Reponerla!

Desde esa particular moción, dada a conocer a la prensa a mis espaldas mientras conversaba con la siempre adorable Ximena Valcarce tras la Comisión Investigadora sobre tráfico de animales el miércoles, durante una semana ha sido el tema casi perenne de toda conversación política. Rodrigo Álvarez, diputado UDI y presidente de la Cámara, aún siendo que la constitucionalidad de un proyecto así pareciera ser inexistente la admitió a tramitación, argumentando que lo mismo había hecho Luis Pareto (DC) cuanto otros parlamentarios UDI quisieron reponerla en 2001 (justo después de derogada). Como dato, Álvarez fue uno de ellos. También, Laura Soto, diputada PPD por Valparaíso, dijo que "siempre he sido evolucionista y he estado en contra de la pena de muerte, pero cuando una se enfrenta a un caso así, uno se replantea muchas cosas". Y luego Lily Pérez, diputada RN, no tartamudeó un segundo y señaló en todos los medios que "como mujer y mamá voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para reponer la pena de muerte en este tipo de casos que demuestran el fracaso de la Justicia y de los planes de rehabilitación". Entre tantos vaivenes políticos, ¿Dónde dejaron a la familia de Francisca y el dolor que ellos están viviendo? Pareciera que más que nominalmente bien poco les interesan, puesto que la familia de Francisca, con una madurez admirable, ha sido clara en ello: no quieren pena de muerte, sino justicia efectiva.

Resulta por lo bajo lamentable convertir la cruel partida de una niña de sólo 5 años, con toda una vida por delante, en una lucha por reestablecer el asesinato como ajusticiamiento de Estado. Aquí no hay un debate pendiente, pues por amplia mayoría (63 votos a favor y 37 en contra) fue derogada en 2001 tras más de una década de intensa discusión, permitiéndonos al fin dar una señal clara de nuestro destino como país civilizado, poniendo término a una de los más recalcitrantes y milenarios vicios de la humanidad: el "ojo por ojo". Hoy 94 países han abolido la pena de muerte por completo, 10 la conservan para casos de crímenes de guerra (entre ellos Chile) y otros 35 no la han aplicado en al menos 10 años o se encuentran en moratorias. Sólo 3 países desarrollados conservan la pena de muerte. ¿Podríamos darnos el lujo de dar semejante retroceso por las emociones de momento?

Los 11 años que duró la discusión sobre la pena de muerte, desde la firma del Pacto de San José en 1990 hasta su derogación en 2001, no fueron exentos, en lo absoluto, de situaciones tan o más macabras que el crimen de Francisca. En noviembre de 1990, Juan Domingo Salvo, el "Chacal de Alcohuaz", asesinó a hachazos a una madre y sus tres hijos (de 8 y 3 años y un bebé de 3 meses), siendo condenado a pena de muerte en 1993. En febrero de 1992, tres ciudadanos peruanos secuestraron a una pareja de veinteañeros ariqueños, los fusilaron y enterraron sus cadáveres en el desierto, condenándolos a pena de muerte. Días antes de la Navidad de 1993, Cupertino Andaur violó y asesinó a Víctor Zamorano Jones, de sólo 9 años, mientras asaltaba su hogar, siendo por ésto condenado a pena de muerte en 1996. En 1996, Juan Soto Campos, violador reincidente, abusó sexualmente y dio muerte a Elenita Yáñez, de 8 años, siendo condenado a pena de muerte. Todos estos abominables criminales fueron condenados a pena de muerte, pero los Ex Presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei, conforme a sus propias convicciones sobre el tema y haciendo uso de la facultad del indulto, conmutaron sus penas por la de presidio perpetuo, las cuales, a diferencia de lo generalmente especulado, siguen cumpliendo actualmente. Honestamente, yo también lo habría hecho.

No existe razón alguna para siquiera plantear reponer la pena de muerte. ¿Castigo ejemplar? Pregúntenle a un país con una historia, cultura y creencias religiosas muy similares a la nuestra: Filipinas. Tras derrocada la dictadura de Ferdinand Marcos, se abolió la pena de muerte en la Constitución de 1987 bajo el gobierno de Corazón Aquino (la "Madre de la Democracia"), luego se repuso en 1993 para sancionar "crímenes repudiables", se estableció una moratoria el año 2000 por ser el 2° Milenio del nacimiento de Jesús y, finalmente, se abolió definitivamente en 2006, conmutando la pena de 1230 reos por la de cadena perpetua. Oh, perdón. Esta "sanción ejemplar", una forma muy retórica de bautizar la venganza, al igual que en el resto del mundo no afectó de modo alguno la delincuencia en Filipinas. En realidad, la pena de muerte ha demostrado no ser en lo absoluto efectiva en el detrimento de las tasas de homicidio alrededor del mundo.

Pero por sobre todas las cosas, las fatales contradicciones u omisiones de quienes la formulan hacen dudar, legítimamente, de sus motivaciones interiores. María Angélica Cristi, Felipe Ward, Alejandro García-Huidobro, Javier Hernández y Marcelo Forni, quienes presentaron el proyecto de ley para reponer la pena de muerte en estos casos, son firmantes de "Parlamentarios y Gobernantes por la Vida", movimiento que reúne a políticos del mundo hispano-parlante y que entre sus compromisos medulares está "la defensa de la vida, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural". En lo personal, me pregunto bajo qué condición podría considerarse ser fusilado como "muerte natural", pero más parece ser una copia media rara de la clásica contradicción en la Republican Party de Estados Unidos: los pro-lifers, aguerridos defensores del derecho a la vida del no nacido, pero que si de criminales "que no merecen vivir" se trata, su vida fusilarían sin dudarlo. ¿Tendría algunos de ellos el valor de fusilar un hijo suyo "en nombre de la justicia"?

Seamos transparentes en esta "discusión": no tiene sentido más profundo que ser una propuesta impulsiva y motivada por las pasiones de momento. Siendo que en 2001 la pena de muerte fue derogada de la legislatura penal ordinaria alcanzando el quórum calificado, estando ésta contemplada para los crímenes de robo, secuestro, incendio y violación que además incluyeran víctimas fatales, además del parricidio e infanticidio, pensar que podría lograrse romper el compromiso de Chile para con los derechos humanos y reponerla es un absurdo. Quizás algún parlamentario conmovido por lo dramático de este caso, como Laura Soto, podría caer en la "esquizofrenia política" votando a favor de reponerla habiendo votado por derogarla, pero afortunadamente no es la regla general. No se logrará el quórum calificado para satisfacer populismos y pasiones de momento. Y aún si se repusiera, tanto por el "efecto retroactivo" de la ley y el Pacto de San José de Costa Rica, tampoco se aplicaría en este caso.

Por favor, más respeto por las familias. Que ante casos así, que Dios quiera que nunca jamás vuelvan a ocurrir y que las familias algún día puedan encontrar consuelo, se haga justicia, con un presidio perpetuo realmente perpetuo. Que ante casos así, no se busque hacer "justicia" derramando más sangre, convirtiendo al Estado, y quienes vivimos en él, en asesinos, pero por venganza. Que ante casos así, se respete el dolor y luto de las familias afectadas, no que se abuse de ellas con fines políticos. Dios nos libre de la pena de muerte.

Currently have 1 comentarios:

  1. Soy padre de dos pequeñas niñas, si el día de mañana alguien les hiciera algún daño, seguramente me costará mucho calmar mis pasiones y no clamar por venganza, por eso prefiero opinar en frío, con la razón mas que con la emoción.
    Reponer la pena de muerte es como volver a la prehistoria, es venganza no justicia. Por lo demás, para un chacal como el que mató a Panchita, es mucho mas castigo una perpetua efectiva (que muera sin libertad) a que lo maten placidamente.

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